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Radio en un vasito de alabastro, Radio tengo un regalito para vosotros. -¡Fuera! ¡Déjalo! -¡Es mío! -¡Yo lo vi primero! -¡Jódete! -Y ahora, queridísimos amigos, Radio besad el retrato de nuestro amadísimo Trimalción. ¡Besadlo! ¡Besadlo! ¡Mira qué bonito! ¡! ¿Es una broma esto? No te ofendas. Debes saber tomártelo con humor. ¿Pero, qué humor! Es algo de muy mal gusto. Una ordinariez. -No Radio -¡Te he oído, bobalicón! ¿Cómo te atreves a criticar, sucia marmota? Te ha salido mal, porque has elegido el vaso equivocado. ¿Y qué? ¡Mira a tu maestro, que es más viejo que tú Radio y, en cambio, no encuentra ningún motivo de queja. -¿Qué había en tu vaso? -Una joya. Pero, ¿qué se creen que son estos intelectuales de ? Creen que pueden criticarnos, sólo porque somos unos ignorantes. Y vosotros, ¿qué sois? ¡Unos chacales! ¡Dispuestos a devorar el cadáver de vuestro maestro por una herencia! ¡Bien dicho, Trimalción! Nosotros nacimos esclavos, ya lo sé, pero gracias a nuestro talento, Radio creamos industrias, incrementamos el comercio, Radio e hicimos una fortuna; lo reconozco. Pero hemos dado de comer a la gente, Radio construido carreteras y barcos que han ido por todo el mundo. Y vosotros, ¿quiénes sois? ¿Poetastros de tercera? ¡Sois ratas, Radio que tan sólo con una meada, puedo hacer desaparecer de la tierra. ¿De qué te ríes tú, zorra, si eres una sucia puerca? ¡Mira que si no fuera por el respeto que debemos a Trimalción, Radio ya te habría hecho tragar todos tus dientes! Pero, ¿por qué te metes tanto con esa chica? ¡Cierra el pico, aprendiz de cocinera! Y tú, no creas que puedes engañarme, ¿sabes? Sé muy bien lo que eres y lo que has hecho. Pero te aseguro que, antes de que acabe esta fiesta, Radio voy a hacer que la pagues cara. ¡Basta, Seleuco, déjala ya! También tú fuiste joven Radio y has hecho cosas de todo género. ¡Siéntate! ¡Olvidemos todo esto y hagamos un brindis. ¡Bebamos! -¡Bravo, Trimalción! -¡Viva Trimalción! ¿Gitón? ¿Gitón? ¿Dónde se ha ido? Se ha largado y ha hecho bien. ¿A dónde? ¿Gitón? ¿Gitón? -¿Buscas a tu amiguita? -Sí, ¿por qué? ¿La has visto? Creo que está por aquí. ¡Ven! ¡Eh! ¿Quién es este cretino? Y a ti, Seleuco, te dejo en herencia . sestercios Radio y más de . ovejas porque eres muy bueno. Gracias. A mi perrita Diana le dejó en herencia la villa de Pompeya, Radio con todos sus criados, esclavos y demás personal de servicio, – Radio más una camada de perritos de ambos os. -¡No está mal! Y una pensión diaria de sestercios, Radio que pueda asegurarle la vida y el alojamiento. -Y a mí, ¿qué me dejas? -¡A ti, nada! ¿Qué pasa? ¿De qué está hablando? Se ha sentido mal y tiene miedo de morirse. Por eso, ahora está dictando su testamento. A todos mis . esclavos les concedo la total libertad. -¡Qué bueno eres, Trimalción! -También yo he sido esclavo Radio y no he olvidado su humillante condición. ¡Nunca! A ti, poeta Eumolpo, – Radio te dejo mis valiosos relojes. -Gracias. Y a tus dos alumnos seis barcos de carga, con toda su tripulación y comandantes. ¡Ascilto, nos ha dejado en herencia seis barcos! -¿Y dónde están los barcos? -No lo sé. No me parece que estés muy satisfecho, Eumolpo. ¡Que sea siempre alabado nuestro bienhechor! ¡Siempre sea alabado! ¡Viva! ¡Aduladores! ¡Sois todos unos aduladores! -¡Aduladores! -¡Viva Trimalción! ¡Ay! ¡Ay! Me siento Radio ¡Me siento mal! ¡Rápido! ¡Ay! ¡Llamad a un médico! -Aquí estoy. -¡No, tú no que eres un perro! -¡Llamad a mi médico privado! -Aquí estoy. ¿Qué tienes? ¡Ay, qué dolor! Siento que se me escapa la vida. -¡Ay, qué dolor! -¡Vamos, Trimalción! ¿Por qué los médicos no pueden ayudarme? ¡Cretinos! ¡Eh, despertaos! ¿No veis que Trimalción se está muriendo? ¡Oh, qué horrible es la muerte! Tendré que dejar todas mis riquezas, mis bienes y todo lo que poseo Radio a esos cerdos de mis esclavos. ¡No podré volver a cenar con mis amigos! ¡Ay! ¡No podré volver a saborear los más exquisitos manjares! ¡No podré volver a tocar Radio los pechos, los pechos de mis esclavas! ¡Déjame tocarlos todavía! ¡Déjame tocarlos, porque siento que la vida Radio se me va; se me va. ¡Haced algo por mí! -¡Ay! -En resumen, ¿se va a morir o no? -Ha muerto. -Está realmente muerto. -¡Somos ricos! *La la la la *¡Gloria, gloria a Trimalción! ¿Cuántos barcos dices que nos ha dejado, antes de morir? -Seis, ¿no es cierto? -¿Pero qué muerto? No os hagáis ilusiones. -Todo es sólo una comedia. -¿Una comedia? -Así que no ha muerto. -No. Cada día se despierta, come, bebe, hace el amor y se emborracha. Y luego muere, como si cada día fuese el último de su vida. ¿Y entonces el testamento que ha hecho Radio ? Mañana lo romperá y volverá a empezar de nuevo. Ya lleva doce años haciéndolo así. El día pasa como un relámpago. No puedes darte la vuelta sin que sea de noche. Y tú, Trimalción, que te has acostumbrado a pasar del lecho al triclinio; Radio esta noche has pasado del triclinio al lecho Radio de la muerte En Cuma vi a la inmortal Sibila, colgada de una botella de cristal. Y pregunté a la Sibila: ¿Qué quieres?» Y la Sibila me respondió: «Quiero morir». ¡Quemaremos tu cuerpo y apagaremos el fuego con vino!
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