Escuchar Radios de Uruguay La Nueva Nueva Ranchera 104.1 FM, Radio en vivo online. La calidad y la emisión continua.
Añadir a su sitio.
Y conversaron. Esa fue la parte extraña para mí. Le presté atención a eso. En cierto momento, llegó una limosina, y lo acompañaron a ella. Me quedé ahí parado, pensando: «Esto no puede ser, ni está esposado, y ahora se va en una limosina». Estuvo ahí un rato. Yo seguía preguntando: «¿Dónde está la ambulancia? Necesito ver a Ford. Necesito ver a mi amigo». Y un policía me dijo: «Nada de eso. Vendrás a la estación conmigo. Hay mucho que debes responder. Entiende que un hombre fue asesinado aquí esta noche». Así es como me enteré de que Ford ya había fallecido. Y recuerdo quedarme parado ahí, y decir: «¿Qué? ¿Qué me quieres decir? ¿Está muerto?». Del momento en que William fue herido a cuando llegó la limosina, la historia fue concertada. Que esta persona no iba a ir a la cárcel. Y punto. ¿Sabes? No iba a suceder. Después de que William fue asesinado Trataba de cuidarme las espaldas. No sé si estoy explicándome bien. Recuerdo haber venido aquí y Como que Como que entré y los vi. Tu mamá estaba sentada en el sofá. Tenía miedo de acercarme a ella. Y ella me dijo Me dijo: «Ven». Me acerqué a ella, y me dijo: «Siéntate en mi regazo». Ella dijo: «Kevin, hay dos cosas». Me dijo: «No me abandones», y dijo «esto es lo que Ford hubiera querido. Te hubiera querido allí». Y eso fue Me dejó sin aire, ¿sabes? Me dejó sin aire constantemente. ¿Sabes? ¿Sabes? Decidí no dejar que nadie me viera triste. Porque querrían hablar de lo que pasó. Y no quería hablar de eso. En ese tiempo, no quería hablar de eso. Y cuando alguien me preguntaba cómo estaba, decía que bien. Empecé a pasar el tiempo lejos de la casa porque no podía quedarme aquí sola. O con mamá y papá. Mamá empezaba a llorar de repente, y si no estaba con mis amigos después de la escuela, estaba aquí, o en mi cuarto, o viendo televisión. Y solo quedándome callada. Tras el asesinato de William, tenía miedo. Miedo de salir de mi casa. De quedarme en mi casa. Miedo de que mis padres Tu papá me dijo «no hagas nada que hiera a mis hijas. No hagas nada que las hiera. Esta gente es despiadada. Le dispararon a tu hijo como si fuera un perro. No siempre vas a estar con ellas. Y yo tampoco. Son lo único que nos queda». Yo quería que él estuviera enojado. Yo quería que él estuviera encolerizado. Yo quería que él que Quería que consiguiera un arma. Que vengara la muerte de mi hijo. Se volvió callado. Nunca nos sentamos como familia para hablar de lo que pasó. Solo nos aislamos el uno del otro. La casa estaba muy quieta, como nunca la había sentido en mi vida entera. Era como si todo el sonido se hubiese ido del mundo. Yo pensé que podía consolar a tu padre o que él me consolaría a mí. Pero me dio la espalda. Me le acercaba y acercaba pero él no podía acercarse a mí. No podía más. Así que me paré, fui alrededor de la cama y me puse frente a él. Y dije «no fue tu pérdida. Fue nuestra pérdida. Ambos, juntos, creamos a este niño. Dios nos los dio por todos estos años. No puedes estar de luto por algo que salió de mi cuerpo, y dejarme afuera». Ambos lloramos. Me abrazó, y ambos lloramos.
Warning: Invalid argument supplied for foreach() in /home/urug/public_html/wp-includes/script-loader.php on line 2876